miércoles, 30 de abril de 2014

Comer bien en el trabajo, todo un reto.

  El día 1 de Mayo se celebra en casi todo el mundo el Día Internacional del Trabajo en honor a las víctimas de la defensa de la jornada laboral de 8 horas. En pleno siglo XIX trabajar 10-12 horas al día era la norma, y una creciente conciencia obrera estimaba que el reparto justo del tiempo debía ser de otra forma: 8 horas para descansar, 8 horas para la familia y 8 horas de trabajo. Pero pese al recorte horario logrado con los años, hacer la comida principal fuera de casa y sin la familia es considerado el disruptor por excelencia de la conciliación entre vida laboral y familiar (tras tener que dormir fuera de casa por el mismo motivo).
  Comer en el trabajo es una actividad de lo más frecuente (6 de cada 10 personas) y nada nuevo en la historia del ser humano desde que se produjo la diversificación del empleo, aumentó el tamaño de las ciudades y se inventó la jornada partida.
  A diario ayudo a personas con problemas de peso que explican buena parte de su situación por la mala alimentación a las que les "obliga" su trabajo. Cientos de ingestas anuales de menú en restaurantes, bocadillos y sándwiches de máquinas expendedoras, fast-food, refrescos azucarados, sumados a los repetidos cafés y bollería interhoras se repiten en un patrón alimentario en modo "engullidor" de días laborables. Así que tener un exceso de peso y otras repercusiones (elevación de las grasas de la sangre, diabetes, hipertensión) son la consecuencia lógica de esta forma de alimentarse, lo extraño sería lo contrario.
  Comer de menú por unos 10€ en un local cercano o en la cafetería dentro del propio trabajo es la opción más frecuente entre los trabajadores. Aunque en el último lustro la tendencia creciente del taper casero "de crisis" (2 de cada 5 personas) transforma la imagen clásica del comedor de restaurante hacia otra bien distinta de un banco del parque, una sala común o en la propia silla de trabajo.


  De esta forma, un primero, segundo, postre, pan, café y cerveza o vino, conforman la alimentación típica de la mayoría de trabajadores 4 ó 5 días por semana, unas 200 veces al año. Pero comer en el trabajo no tiene porque significar comer diferente a como le gustaría poder hacerlo en casa. Es más, por los 2500€ anuales que se deja en el restaurante puede alimentarse más sano y hasta bajar de peso.
  Existen unas recomendaciones básicas para comer en el trabajo de forma saludable avaladas por el Ministerio de Sanidad y la Unión Europea (enlace externo a documento pdf).
  A esto le sumaría:
1. Mejor elegir por usted mismo a que otros le digan lo que puede o tiene que comer, es decir, evite los menús cerrados o con poca variedad. Nadie puede saber la cantidad ni lo que le apetece o quiere tomar cada día, así que prepare su taper (pequeño) o pida a la carta menos cantidad y de forma más barata.
2. Priorice las verduras, pasta o legumbres como plato principal y ÚNICO. El bocata o sándwich casero es otra opción, intentando que sea pequeño, de un piso, y que contenga lechuga, tomate u otras verduras en su contenido. No añada salsas industriales (mayonesa, ketchup, barbacoa, etc) ni más de 3 ingredientes.
3. Que el agua sea la bebida acompañante en sus comidas de diario.
4. Fruta de postre y otra pieza a media mañana, con solo esto estará casi a la mitad de lo recomendable para una dieta saludable.
5. Infusiones sin azúcar mejor que cafés de máquina o de cafetería, esto supone tomar menos calorías, menos cafeína y menos trans. No compre bollería fuera de casa sino esta seguro de su composición y sobre todo si además ya padece exceso de peso.
  Por ultimo, es importante que seleccione un sitio lo más cómodo y cercano posible para comer, donde disponga entre 20-30 minutos para masticar, saborear, desconectar y relajarse un poco. Si hay un parque cerca, ideal, sino busque un punto con luz natural directa o indirecta, y allí monte "su chiringuito".
  No hace falta mucho más para que la poco saludable y excesiva comida de menú se transformé en comer lo que de verdad le apetezca. No deje que otros decidan por usted, a ellos no le importa su salud sino obtener más beneficios. Seguro que usted mismo puede hacerlo mejor.
  
  

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